Ecoansiedad: qué es y cómo afecta la preocupación por el futuro del planeta

 

 Con el empeoramiento del cambio climático y la situación medioambiental, la ansiedad crece entre los generación Z. Hablamos con psicólogos expertos en este trastorno para descubrir en qué consiste y cómo se puede tratar.

Tanto si has sufrido ansiedad como si tienes la suerte de nunca haberla experimentado, seguramente conozcas a alguna persona que la ha padecido. Y esto no es sólo porque haya más casos diagnosticados, sino porque la conversación sobre salud mental está cada vez más extendida. Esto se debe en gran parte a los ‘centennials’ o generación Z, son más abiertos que generaciones anteriores en lo que a normalizar este tipo de problemas se refiere. Del mismo modo, también son grandes precursores y defensores de la sostenibilidad y la ecología, así como de consumir y difundir información sobre cómo cuidar el planeta. Preocuparse por saber si la ropa que compramos es sostenible, buscar maneras de reciclar o participar en ONGs que limpian el medioambiente son maneras muy saludables de poner en práctica nuestros ideales ’eco’ pero, como toda preocupación, puede devenir en obsesión.

La ecoansiedad es exactamente eso, la preocupación por el cambio climático y la sensación de que no existe manera de frenarlo ni de mejorar la situación. Según una encuesta reciente de ‘The Lancelet’ en la que participaron 10.000 personas de 10 países con edades entre los seis y los 25 años, un 45 % de la población afirma que su día a día se ve afectado de manera negativa por el pensamiento constante sobre la situación climática, mientras que un 56 % de esta muestra afirma que, para ellos, "la humanidad está condenada". Es decir, que este miedo está afectando especialmente a los ’centennials’. Para descubrir a qué se debe, cuáles son sus síntomas y qué tratamientos se pueden recibir.


¿Qué es la ecoansiedad?

David Galarza Durán, psicólogo especialista en jóvenes y adolescentes, nos explica que según la Asociación Americana de Psicología, la ecoansiedad se define como: "el temor crónico a un cataclismo ambiental y el estrés causado por observar los impactos aparentemente irrevocables del cambio climático, así como la preocupación ante el futuro propio y el de las futuras generaciones". Y si bien es un concepto acuñado recientemente, se trata de un cuadro observado desde hace años en personas con ansiedad. Galarza nos cuenta que es a partir de 2017 cuando ya se empieza a hablar de esta tipología en revistas científicas especializadas, aunque todavía no está recogida en ningún manual de salud mental.

Pero esta no es una ansiedad más, ya que su propia naturaleza hace que su origen sea algo más difícil de tratar. Verónica Pérez Ruano, directora del centro Raíces Psicología, nos explica que "el problema de la ecoansiedad es que las personas individualmente tienen poco margen de actuación, por lo que se ve como una amenaza real pero sin posibilidad de realizar cambios". Es decir, que si bien otros tipos de ansiedad son adaptativos y les podemos hacer frente, el cambio climático es algo que no podemos solucionar. Y eso desespera.


El calentamiento global y la pérdida de biodiversidad: el origen del miedo

Los expertos coinciden en que tiene síntomas comunes de la ansiedad: sensación de ahogo, palpitaciones, dolores de cabeza, mareos, inquietud, dificultad para concentrarse... Sin embargo, a nivel mental también supone una lucha constante. El doctor Galarza nos explica que algunos de los pensamientos recurrentes son: "mucha sensación de falta de control y un ideal de desarrollo de sus vidas desesperanzador". De manera más concreta, se puede decir que el origen de la preocupación puede ser uno o varios de los temas que conciernen el medioambiente, que puede ir desde el calentamiento global y los fenómenos climáticos extremos, hasta el aumento de la contaminación y de las enfermas asociadas a esta.

No podemos culpar a los jóvenes de que tengan miedo, el futuro no es esperanzador

Como la ansiedad provoca que magnifiquemos nuestros miedos y ponernos en las situaciones más tremendistas, también es habitual que las personas que sufren de ecoansiedad teman a un cataclismo medioambiental o a fenómenos como huracanes, sequías o inundaciones. Así, la persona que lo padece visualiza la amenaza como muy real y posible. Pero, ¿de dónde surgen todas estas preocupaciones?


El acceso a información: un desencadenante

Vanessa Fernández, doctora en Psicología y profesora en la Universidad Complutense de Madrid, nos explica que el motivo principal por el que esta afección está más extendida entre los jóvenes de menos de 25 años que en otros grupos de edad, es por la información recibida. "Llevan tiempo informándose en el reciclaje, en el cuidado del medioambiente y el impacto que puede tener no cuidarlo". Esta educación sobre la sostenibilidad empieza en edades muy tempranas, ya que desde el colegio se nos ha educado en la importancia de reciclar y hemos crecido con la idea de que es importante cuidar del planeta. De hecho, el mensaje ha calado tan hondo que muchas de las marcas de moda y belleza que triunfan entre la generación Z son sostenibles e incluso veganas.

Esto, por lo general, es un mensaje positivo que nos debería motivar a ser más responsables con el medio. Sin embargo, el obsesionarnos con la situación climática, sobre todo cuando no podemos remediarla por nuestra propia mano, puede ser nocivo. Y lo que está claro es que no podemos desaprender tantos años de formación, noticias y documentales sobre cómo se están derritiendo los polos. Información a la que seguimos exponiéndonos día a día. "No podemos culpar a los propios jóvenes de que tengan miedo a un futuro que no se presenta esperanzador, precisamente porque es una realidad que si no efectuamos cambios la situación puede volverse realmente complicada", apunta Verónica Pe.

La terapia, la clave para superar la ansiedad

Entonces, ¿cómo se puede superar esta ansiedad? Vanesa Fernández nos señala que la ecoansiedad se ha de tratar como cualquier otro tipo de ansiedad: "la terapia que se aplica es la cognitivo-conductual, mediante la cual ayudamos al paciente a gestionar los pensamientos y las ideas catastróficas que tienen asociadas a su miedo". Esta se combina con actividades psico-fisiológicas de desactivación como ejercicios de respiración diafragmática y de relajación para aliviar las palpitaciones y la sensación de ahogo". No obstante, la psicóloga añade que también es importante exponer al paciente a su miedo: "hacerle ver que se puede llevar una vida normal aunque la situación medioambiental no sea la ideal". Porque a fin de cuentas, si bien es cierto que cada gesto cuenta para ayudar al medio, todavía nos quedan años para trabajar en detener el cambio climático.


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