2021: El año en que rompimos con el tabú de la salud mental

La salud psicológica es fruto de un equilibrio perfecto: si se ignora, se tensa; si se tensa, se rompe; si se rompe, se trata. Durante el año pasado, marcado por la asfixiante incertidumbre de la pandemia, la sociedad comenzó a hablar de salud mental como una necesidad más, rompiendo con el miedo a la estigmatización que había perdurado durante siglos.

La salud psicológica es inherente al ser humano. Forma parte del engranaje que nos convierte en seres vivos y no en meros supervivientes, siendo fruto de un perfecto equilibrio entre biología, cognición y contexto. Si se ignora, se tensa. Si se tensa, se rompe. Si se rompe, se trata. O al menos eso es lo que vemos a día de hoy como normal, aunque no siempre ha sido así.

Durante la Edad Moderna, donde los avances científicos dieron pie a que las enfermedades mentales se equiparasen a las físicas, asociándolas a daños en los nervios y derivando en el popular término ‘neurosis’. A la vez, se comenzó a hablar de la importancia del contexto, sobre todo en los círculos de filósofos británicos como David Hume, George Berkeley y John Locke. En otras palabras: la sociedad empezó a comprender la complejidad de la mente humana y, sobre todo, de la salud mental.

El debate entre biología y contexto, tratando erróneamente ambos factores como irreconciliables, dura hasta nuestros días y ha influido en las bases de la psiquiatría y la psicología; ambas disciplinas que se unifican con un único fin: promover la salud mental, un concepto que a día de hoy está en boca de todos. Porque, en 2021, algo cambió. Estos fueron los principales hitos alcanzados en materia de salud mental.


La recurrente ola de la salud mental

En ese año, paradójicamente, la aparición de una enfermedad física en nuestra vida hizo que valorásemos más que nunca la salud psicológica. «La segunda ola será mental», decían los expertos. Tras la oleada de contagios provocada por la covid-19, el discurso cambiaba, pero solo en el inicio. «La tercera ola será mental», y la cuarta, la quinta, y así sucesivamente hasta que perdimos la cuenta. Lo que no podíamos ignorar eran las secuelas que sufrimos por la incertidumbre, el aislamiento y la ansiedad socioeconómica: depresión, ansiedad, ataques de pánico, insomnio, estrés postraumático y abusos de sustancias.


El «vete al médico» de Carmelo Romero a Íñigo Errejón

Cuando la sociedad empieza a hablar de salud mental y los medios de comunicación se en eco, es de esperar que la clase política reaccione. Aquí no cabe duda de que la figura más reivindicativa ha sido Íñigo Errejón, quien empezó hablando de la falta de recursos y del estigma en sus redes sociales y no tardó en elevarlo al Congreso. La reacción no fue la que esperaba.

«Si digo Diazepam, Valium, Lorazepam, Tranquimazin o Lexatin, ¿por qué todos sabemos de lo que estoy hablando? ¿En qué momento hemos normalizado vivir permanente medicados?», preguntaba Errejón al presidente del Gobierno. Carmelo Romero, diputado del PP, le respondió «¡Vete al médico!» ante el silencio sepulcral del resto de congresistas que rápidamente respondieron con un abucheo generalizado. Carmelo pidió disculpas por su frase desafortunada, pero sin pretenderlo dio la razón a su rival político: si sufres, se medicalizará tu dolor.


El discurso de Simone Biles en los Juegos Olímpicos

Simone Biles era una de las grandes favoritas de los Juegos Olímpicos de Tokio, pero a las puertas de luchar por el oro la gimnasta estadounidense dijo basta. Decidió poner fin a su participación por motivos psicológicos. «Creo que debería hablarse mucho más del tema de la salud mental», reflexionaba la atleta haciendo hincapié en la presión que sienten los deportistas de élite a diario. «Sé que algunos de nosotros estamos pasando por las mismas cosas. No somos solo entrenamiento, somos humanos». A su voz se sumaron la de las tenistas Paula Badosa y Naomi Osaka, el surfista Gabriel Medina y el futbolista Sergio Ruiz.


La nueva ley de Salud Mental

En 2021. el Hospital Sant Joan de Déu, el Hospital Universitario Infanta Leonor, el Hospital Clínico San Carlos y el Hospital Ramon y Cajal alertaron de un aumento de problemas psicológicos graves, especialmente Trastornos de la Conducta Alimenticia y conductas suicidas. No obstante, la total falta de recursos les impidió afrontar las peticiones de ayuda. En este clima de desamparo psicológico surge la Proposición de Ley General de Salud Mental, que busca triplicar el número de psicólogos clínicos, psiquiatras y enfermeros especialistas en salud mental en la sanidad pública. No es el único objetivo, también promete garantizar una atención libre de coerción, protección a los trabajadores y un protocolo de prevención del suicidio.


El suicidio, un tema vetado que se normaliza poco a poco

La necesidad de un plan de prevención del suicidio se hace palpable en una sociedad en la que, cada día, 11 personas se quitan la vida. Son anónimas la vasta mayoría, pero también figuran caras públicas como la actriz Verónica Forqué. En respuesta a esta problemática tan acuciante han surgido movimientos colectivos como la manifestación que tuvo lugar el pasado 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, frente al Ministerio de Sanidad, o la creación del hashtag #YoTeEscucho, que ofrecía a las personas con ideas suicidas un espacio seguro para hablar de su situación crítica. Si bien estas formas de apoyo mutuo no sustituyen a la atención psicológica profesional, sí demuestran que el suicidio está dejando de ser un tabú.

¿Qué podemos esperar de este 2022? Cabe destacar los protocolos de prevención contra el suicidio que han entrado en vigor en las escuelas de cinco comunidades autónomas: Aragón, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Baleares y Extremadura. Los docentes, que se encontraban completamente desbordados ante el aumento de conductas autolíticas, agradecen contar con una guía que les explica qué hacer cuando un alumno muestra señales de alarma o confiesa abiertamente querer quitarse la vida.

Esta medida se complementa con la nueva línea telefónica de atención a personas con ideas suicidas, que entrará en vigor en los próximos meses, junto a nuevos espacios de apoyo psicológico destinados a colectivos vulnerables y población adolescente, actuaciones que evidencian que, si el 2021 fue el año en el que por fin nos atrevimos a hablar de la salud mental, el 2022 será el año en el que pasaremos a la acción.

Comentarios

  1. ¡Saludos!
    Gracias por prestar atención a mi aviso.
    Por su importancia, este aviso está subvencionado para que llegue a la persona adecuada.
    Soy Ana María, de Tarragona, almirante jubilada, en cuidados intensivos por enfermedad.
    Por esta enfermedad y por lo que revelan mis exámenes médicos, mi supervivencia es limitada.
    Al no tener familia, mi padre eclesiástico y guía espiritual me recomienda dar mi herencia para obtener el favor divino por las actividades en las que me he involucrado durante mi carrera.
    Para ello, deseo colocar a mi bichón Mila, que ha sido la alegría de mi vida durante los últimos años, con una familia, y una suma de 317.000 euros que, además de proporcionar los cuidados necesarios a Mila, se utilizará para ayudar a los niños pobres y a las personas sin hogar.
    Para ayudarme a cumplir esta misión, me gustaría pedir a quien esté interesado que se ponga en contacto conmigo por correo electrónico para mantener una conversación franca y honesta.
    Muchas gracias.
    anamariajulio38@gmail.com

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Publicaciones anteriores

IX Jornadas Participativas de Salud Mental “Trabajo y salud mental, un vínculo fundamental”

8M. EL DÍA DE TODAS