“La salud mental cuenta con un buen plan, pero se falla en su desarrollo”
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Coincidiendo con este aviso, Antonio Hernández, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la ULL, dirigía desde este lunes y hasta ayer un nuevo curso sobre prevención de la salud mental en la escuela, en este caso en La Palma, muy en línea con los que lleva años desarrollando junto a conferencias y otros trabajos.
Según señala a DIARIO DE AVISOS, este delicado ámbito del equilibrio personal cuenta en Canarias con “un buen plan (2019-23), aunque se falla en su desarrollo, en las actuaciones, en pequeñas cosas que no requieren mucho dinero, sino voluntad y organización”.
“En cursos como estos, proponemos ideas como los beneficios de la horticultura desde un punto de vista terapéutico en la escuela. También la danza como vía de acceso a la salud emocional, la educación musical terapéutica en Infantil y Primaria o la atención plena (mindfulnes)”, indica. Según recalca, “si la Administración toma conciencia de esto y se forma al profesorado, en un plazo de 5 a 10 años la calidad de la salud mental infanto-juvenil mejorará seguro”.
En cuanto a Secundaria y Bachiller, y aparte de los problemas con las redes sociales “si no se hace un buen uso”, alerta de algo “muy importante y de lo que debe hablarse serenamente: las identidades sexuales y de género. Es algo muy sensible para los y las adolescentes y creo que faltan herramientas para saber acercarnos a ellos de manera abierta y seria. Mi hipótesis es que, en la adolescencia, el cuerpo se convierte en el principal mecanismo para la redifinición de la personalidad, por lo que hay que prestarle mucha atención, pues es en esta etapa en la que se dan los trastornos alimentarios y un nivel de suicidio muy elevado (segunda causa de muerte). También está la pregunta lógica y frecuente de querer saber quiénes son, mientras que mi generación se lo planteaba de forma más ideologizada, ellos lo hacen de muchas maneras, pero especialmente con el cuerpo y ahí habría que ayudarles a redefinir sus ideas, y no se hace lo suficiente ni con la intensidad necesaria”.
Hernández le da “muchísima importancia a las posibilidades de los municipios para afrontar estos problemas, por ejemplo con las personas que sufren trastornos psicológicos y ya no están hospitalizadas, sino con tratamientos ambulatorios. No es cuestión de dinero. Si hubiera dispositivos comunitarios a nivel local para organizar la atención a la salud mental, eso podría tener efectos muy beneficios. Desde hace tiempo, y sin éxito, proponemos que los planes públicos de preparación para el parto incorporen charlas de psicólogos sobre desarrollo de los niños y niñas. Simplemente explicando la importancia del primer año hasta los 5, que es cuando se constituye lo principal del psiquismo humano, se podría mejorar el bienestar de la infancia. Falta sensibilidad administrativa”.
Según recalca, “en salud mental nunca se llega tarde, siempre se puede mejorar, pero hay que actuar bien entre los 1 y 5 años. Estoy convencido de que las tasas de atención infanto-juvenil se reducirán no con intervenciones especializadas, sino con ideas básicas que debe saber el sistema parental para que, con 4 rudimentos básicos, evitar muchos problemas: por ejemplo, si se supiera que entre los 0 y los 6 meses hay que atender todo lo que se pueda al chiquillo/a, contenerlo, cubrirle las necesidades básicas y tratar de interpretar intuitivamente lo que quiere decirnos, pero no sabe. A partir del séptimo mes, se debe poner límites a su demanda excesiva, por ejemplo de la teta, de comer… Ya no tenemos que ir con la inminencia de los primeros meses, ha de demorarse. Si esto se hiciera, se instalaría en el psiquismo un tempo que no es el de ahora y mejoraría mucho, no la atención de la enfermedad mental en sí, sino la prevención y los factores que evitan los problemas mentales posteriores”.
Autor: Álvaro Morales
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