¿QUÉ PASA CUANDO PIDES AYUDA? ASÍ BENEFICIA A TU MENTE SENTIR QUE TE APOYAN

Los psicólogos Inés Santos y Jesús Matos invitan a aprender a pedir ayuda y cuentan los beneficios psicológicos de sentir el apoyo social.

El ser humano es un animal social. Llevamos miles de años sobre la faz de la tierra y si hemos conseguido sobrevivir como especie ha sido gracias a la cooperación entre nosotros.

Tenemos que tener en cuenta que hace miles de años la vida era tremendamente dura. Vivíamos rodeados de depredadores con garras más afiladas que las nuestras, dientes más grandes y con cuerpos mucho más rápidos y ágiles que los nuestros. La única manera que teníamos de sobrevivir era trabajar en equipo.

Un caso real para pensar

Al principio del siglo XX en los orfanatos de todo el mundo apareció una enfermedad denominada Marasmo. Los niños que llegaban a estas instituciones contraían la enfermedad y comenzaban a entrar en una especie de depresión que al final les llevaba a dejar de comer y, en algunos casos, algunos de esos niños llegaban a morir. Este mal llegó a afectar a un gran porcentaje de menores, y los científicos de todo el mundo intentaron encontrar a través de sus investigaciones un remedio para este mal.

Uno de los investigadores más destacados en este campo fue el Dr. Talbot, un pediatra americano que decidió viajar a un pequeño orfanato en Düsseldorf, en Alemania, para estudiar la razón por la que en dicho centro apenas había mortalidad por Marasmo. Al preguntar a los encargados de la salud de los niños, estos le contaron que ellos hacían todo lo que fuera médicamente posible, pero que cuando ya no quedaba nada que hacer, le entregaban al niño a una cuidadora llamada Anna que, «milagrosamente», conseguía que los niños mejorasen.

Al conocer este caso y el trabajo que Anna llevó a cabo con estos niños el Dr. Talbot descubrió que esa enfermedad rara se producía por la falta de contacto de los niños con un cuidador. De hecho, cuando Anna se encargaba de ellos y jugaba, les escuchaba, les atendía y les daba cariño estos se curaban. Esto viene a confirma casi literalmente que «sin contacto social nos morimos».

Pero es que además el apoyo social que percibimos funciona como un amortiguador del estrés. Es decir, las personas que perciben que tienen en quién apoyarse, tienen menores niveles de estrés.

Al final, el mero hecho de poder hablar con un amigo sobre lo que nos preocupa nos ayuda a gestionar emociones. Solamente expresando cómo nos sentimos ya tenemos mucho camino ganado. Así, te invitamos a que sigas esta máxima: ¡Aprende a pedir ayuda!

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